jueves, 16 de marzo de 2017

DICTADO.

Antonio Muñoz Molina, Las apariecias.

-Salía temprano recién duchado, animoso, sacaba el coche del aparcamiento, levantaba el capó para revisar el motory comprobar el aceite, porque cuando uno se dispone a emprender un viaje tan largo conviene extremar la prudencia, y los vecinos de las casas próximas, a vigilar la calle desde sus ventanas con visillos, lo imaginaban razonable y enérgico, y pensaban que poco a poco se iría labrando una posición mejor, porque sabía ganarse la confianza de sus jefes y sus clientes y desconocía el desánimo y la indolencia.

                     

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